Colombia lidera Pacto de Leticia por la Amazonía: instrumento de protección global

Con recursos de cooperación internacional, pero bajo un mismo esquema de gobernanza ambiental, los siete países de la bioma amazónica acordaron este martes la creación de un Fondo Global multidonante que articule, administre y haga seguimiento al Plan de Acción, que contiene 52 compromisos por la defensa y protección de uno de los ecosistemas estratégicos más importantes del mundo. El BID será el operador. ¿De qué se trata?

Pacto de Leticia por la Amazonía

“Nadie se salva solo”. Esa frase, pronunciada por el Papa Francisco en la más profunda soledad de la Plaza de Roma y en medio de la pandemia del COVID-19, recobró vida este martes, cuando el Presidente Iván Duque celebró la ratificación por parte de otros seis países del Pacto de Leticia como instrumento fundamental para recuperar, proteger y defender la Amazonía, patrimonio de la humanidad.

La II Cumbre por la Amazonía, a la que también asistieron de forma virtual los mandatarios de Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador, Surinam y Guyana, permitió consolidar el Pacto Global multidonante, que contiene 52 iniciativas y será coordinado por el Banco Interamericano de Desarrollo, BID.

 

La idea es crear una gobernanza ambiental multilateral que coordine la gerencia de los recursos que provienen de la cooperación internacional, consiga nuevos donantes y trace una hoja de ruta para la ejecución de los mismos, haciendo énfasis en la llamada bioeconomía, con los campesinos y comunidades indígenas como grandes protagonistas del desarrollo sostenible del gran pulmón del mundo.

 

El Pacto entró así en la segunda fase, pues en septiembre de 2019 se celebró la primera Cumbre, en momentos en que los incendios forestales en gran parte del bioma amazónico destruyeron miles de hectáreas de bosque húmedo tropical, en especial en Brasil, donde se perdieron no menos de 2.5 millones de hectáreas.

 

El Pacto de Leticia es una iniciativa hemisférica y cuenta con el apoyo de los gobiernos de Reino Unido, Alemania, Noruega y la Unión Europea, cuyos recursos de cooperación con Colombia ascienden a más de 150 millones de dólares en los dos últimos años. De eso hacen parte los dos convenios firmados, uno en el Pacto Global por 11 millones de dólares; y el otro, dentro del programa Visión Amazonía por US87 millones. El total de esa cooperación multilateral en la región es de 366 millones de dólares.

 

El objetivo del BID es administrar esos recursos y los que reciben los demás países de la bioma amazónica, pero también gestionar muchos otros, pues la protección de los ecosistemas estratégicos en el Amazonas demanda miles de millones de dólares en inversiones en trabajos de reforestación, restauración, producción sostenible, cuidado del agua, educación ambiental, lucha contra el narcotráfico, la minería ilegal y el tráfico de flora y fauna.

¿Cómo atacar la deforestación con el Pacto de Leticia por la Amazonía?

La deforestación es el problema más grave que enfrenta la Amazonía, pues está ligada a la siembra de cultivos de uso ilícito, explotación ilegal de maderas, tráfico de fauna y flora, ampliación la frontera agrícola y la ganadería extensiva. En 2019, por ejemplo, 158.894 hectáreas fueron deforestadas en Colombia, un 19.2 por ciento, de las cuales 98.256 hectáreas corresponden a la Amazonía (62 por ciento del total nacional).
Por cada hectárea de cultivos de uso ilícito que se siembra se deforestan dos de bosque húmedo tropical. El 35 por ciento del territorio nacional es amazónico y allí se encuentra el 50 por ciento del bosque húmedo del país.

 

De ahí la importancia estratégica del Fondo Global y del Plan de Acción acordado este martes entre los siete países. Los 52 compromisos allí suscritos, entre otros objetivos, buscan definir las políticas públicas necesarias para el largo plazo y trabajar en ejes centrales por la restauración y recuperación de las áreas degradadas en la bioma amazónica. Ahí se incluyó la meta que fijó Colombia de sembrar 180 millones de árboles a 2022 y acelerar la transición energética, en la que las energías renovables no convencionales son fundamentales en la reducción de la dependencia de los hidrocarburos, petróleo y plomo.

Cómo se aplicará el concepto de bioeconomía

La bioeconomía, entonces, se convierte en la ruta de sostenibilidad para la región amazónica, pues el objetivo es movilizar recursos para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, el cambio de patrones de producción y consumo, la economía circular y el desarrollo sostenible.
Los siete países aprobaron la creación de un grupo ad hoc para que implemente el Pacto de Leticia y acelere e implemente las acciones necesarias para revertir los procesos de deterioro de la región amazónica, pues “la pandemia no puede distraernos de proteger un patrimonio de la humanidad”, como lo advirtió el Presidente Duque.
Los retos comunes es hacerle frente al cambio climático, proteger la biodiversidad, reducir la huella de carbono y consolidar una conciencia colectiva hacia una economía circular para reducir, reutilizar, recuperar y reciclar.

 

Los alcances del Pacto de Leticia y el Plan de Acción acordado en él ya fueron presentados en la Cumbre sobre Cambio Climático y se mantendrá una evaluación y un seguimiento permanente para que se lleve a política pública sus principios y, en especial, que sean las propias comunidades y sus conocimiento ancestrales instrumentos centrales en la definición y la toma de decisiones, con soluciones basadas en la naturaleza.

 

El Gobierno colombiano, por ejemplo, ha invertido no menos de 82 mil millones de pesos en proyectos que adelantan 3.000 familias en 97 mil hectáreas protegidas en la región de la Amazonia. En 14 millones de hectáreas de conservación en el país trabajan no menos de 17.000 familias indígenas.

 

Luis Fernando Ospina.
Luis Fernando Ospina.

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